Hoy nace este blog. Le llamaremos "Desde el polígono", como abreviatura de "Historias y chascarrillos vividos el los Polígonos Industriales de la España profunda". Pretende ser un repositorio de anécdotas que suceden en los polígonos industriales de España cuando vas a convencerles de lo necesario que es para sus empresas la inversión en una solución de E.R.P. para Pymes.
Estas historias las contamos desde el punto de vista de un fabricante de este tipo de soluciones que, normalmente, va acompañado de un "partner" de canal, acostumbrado a trabajar en este mercado que denominamos la pyme, y que, por tanto ya está habituado a torear en estas plazas.
Lo primero que hay que hacer para ir a un Polígono Industrial es salir de la ciudad, del centro financiero de Madrid o Barcelona. Cuando nos encontramos esta señal ya se nos avisa de que estamos entrando en el Polígono.
Evitaremos nombres de empresas y marcas para que nadie se moleste, ni se de por aludido.
Para empezar voy a contar un caso que me sucedió en un polígono de León. El cliente me telefoneó para quejarse de uno de nuestros distribuidores. Estaba muy descontenta por el supuesto mal trato recibido. Tras un par de largas conversaciones telefónicas me fui a visitarles. Expusieron una interminable lista de quejas y problemas no resueltos. Les pedí que me mostraran el documento de alcance y en su lugar me enseñaron el contrato de servicios que habían firmado con el distribuidor para demostrarme, que éstos no habían cumplido con lo que se había acordado.
Cuando empecé a leer el contrato, me encontré con algo muy parecido a esto:
REUNIDOS
De una parte D. Fulanito de Tal y Tal, con DNI. 99.999.999, como representante legal de la Sociedad XXX sita en la Calle Tribulete, 7 de la localidad de León y con CIF B/99-999999. Inscrita en el Registro Mercantil bla, bla y bla.
De otra parte, La Choni, la Loli y la Puri, con DNI, 999999, 999999 y 9999999 respectivamente, actuando como representantes legales de la Mercantil BBB.S.L. ....
Teníais que ver los ojos que se me pusieron cuando leí el comienzo del contrato, me fué imposible concentrarme en la lectura del resto.
